Mi camino hasta descubrir el verdadero método de estudio
Quién mejor que yo para explicar el beneficio que me produjo aprender a estudiar cuándo yo estudiaba.
No es la primera vez que lo cuento, pero voy a entrar en detalles que no he entrado antes.
Yo siempre fui (según mis padres y mis profesores) muy buena estudiante. La verdad es que estudiaba mucho, sacaba muy buenas notas. Mi “yo de ahora” considera que le dedicaba mucho tiempo y que era demasiado laborioso lo que hacía. Siempre era la del grupo de amigas que tardaba más en estudiar, y la que le quedaba menos tiempo para quedar y hacer cosas. Aunque lo gestionaba como podía, porque me encantaba ir a mis clases de baile (dos tardes a la semana) y a natación (los sábados, para que entre semana tuviera tiempo suficiente para todo).
La frustrante experiencia en el bachillerato
En primaria y ESO me fue muy bien, la verdad. Cuando tenía que estudiar, yo subrayaba, hacía mis resúmenes, esquemas, memorizaba, hacía preguntas de todo el tema y escribía las respuestas, se lo explicaba a mi madre una y otra vez… Antes de dormir todos los días, repasaba lo que ya había estudiado para los exámenes y el día del examen me despertaba antes para repasar de nuevo (y si el examen era después del patio, obviamente también repasaba!).
Al cambiar a bachiller, seguí haciendo igual, pero ahí fue la primera vez que tuve que cambiar mi método de estudio, con historia (asignatura que se me hacía imposible). Por mucho que estudiara, no conseguía ni siquiera aprobar. Parecía como si me hubiera estudiado un contenido diferente al que entraba en el examen. Quedaba para estudiar con amigas que sacaban notazas, hacíamos los apuntes juntas, nos lo explicábamos… ¡Y ni con esas! ¿Cómo podía ser que haciendo lo mismo para estudiar que otras compañeras (y a mi parecer, llevarlo bien) no lo sacara? Esta situación fue MUY FRUSTRANTE (y muchos de mis alumnos pasan por lo mismo, y lo entiendo a la perfección, por eso hay que mirar de solucionarlo cuanto antes) por qué estudiaba (MUCHO) y no conseguía, ni siquiera, el aprobado.
El descubrimiento de la importancia de la elaboración y demostración en el examen
Después de tener tutorías con el profesor, entendí que yo no mostraba en el examen todo lo que sabía (porque me lo estudiaba MUY LITERAL, y yo hoy en día, pidiéndole a mis alumnos que lo entiendan mejor, y memoricen menos, jajaja!). Además, hoy en día también veo que mi pauta de repasos no era nada acertada.
Este hecho fue revelador para mí: no basta solo con estudiar para aprobar, sino que tenemos que demostrar en el examen todo ese estudio y elaboración que hay detrás. Es la única herramienta que los profesores tienen para evaluar todo eso que hemos hecho para prepararnos, y si no lo plasmamos, es como si no lo hubiéramos hecho.
Así que, finalmente, ¡la SAQUÉ!
Y confiada de mí, pensé: ¡esto ya lo tengo dominado!
Pues no, en la universidad otra vez, ¡y ahí fue más duro!
¿Dominar el método de estudio? ¡No tan rápido! La experiencia universitaria
Entré en Psicología, y dejé todas mis actividades para centrarme en estudiar. El primer semestre estudié mucho (muchísimo) y muy bien, a mi parecer. Digo a mi parecer porque de 5 asignaturas suspendí 4, y, por tanto, estudié mucho, pero nada de bien. Seguí con mis subrayados, con mis resúmenes, los esquemas, la memorización, las preguntas, los repasos… pero era mucho más temario (todo a la vez en un solo examen final además) y mis pautas de repasos tampoco fueron buenas. Más que repasar, lo que hacía era estudiarme la asignatura una y otra vez. Cómo los exámenes eran en febrero, pues empezara estudiarlas en noviembre y estudiar todos los temas. Pasar a otra asignatura y estudiarla entera. Así con todas, y a partir de ahí, vuelta a empezar (que se hacía muy raro intentar memorizar resúmenes que ya estaban memorizados previamente… pero empeño no faltó).
En ese momento sí que busqué ayuda, y tuve una buena orientación de qué hacer para estudiar mejor, pero me llevó mucho trabajo de probar en qué orden, me iba mejor hacer cada técnica, cuando repasar para mantenerlo mejor… pero lo fui sacando mucho mejor en los siguientes semestres, y fui depurando mi técnica.
Aprender a estudiar para tener éxito en el estudio y en la vida.
En mis clases siempre cuento mi historia, porque es importante dar a conocer que la gran mayoría de estudiantes hemos pasado por esto, que se sale de ello, y es mucho más fácil de lo que parece.
Siempre que hay un cambio en el nivel de estudios, hay que ajustar la forma de estudiar. De ESO a bachiller, de bachiller a la universidad o a los estudios superiores (como mínimo). Y hay quien se encuentra en esta situación, y hay quiénes la saben solventar sobre la marcha y readaptarse de forma más intuitiva.
No podemos estudiar de la misma forma, cuando cambia el nivel, la exigencia, la forma de evaluar, la cantidad de contenido… Hay que adaptar el estudio a cada uno de estos aspectos y así poder dar el máximo en cada momento y en cada asignatura.
Siempre podemos ajustar la técnica de estudio, la planificación del tiempo y los tiempos de concentración, los repasos planificados estratégicamente y así, mejorar la calidad del estudio y optimizarlo al máximo posible.
Así que te animo a que si tienes alguna dificultad, si cambias de nivel de estudios y quieres ir preparado, o si consideras que tu hijo/a puede pasar por esto, me contactes y te asesoro sobre todas las opciones que tenemos, que (gracias a mis tropiezos) SON MUCHAS.